Bogotá lleva 10 años sintiendo cada vez más pesimismo y menos orgullo por la ciudad, muy lejos quedaron los tiempos de Antanas Mockus de cultura ciudadana y apropiación de nuestras normas.
Al parecer, el descalabro de corrupción del gobierno de Samuel Moreno y las posteriores peleas entre administraciones que se la pasan borrando lo que hizo el anterior, sólo porque lo hizo otra persona, nos han llevado a un estancamiento y al pesimismo actual.
Si Bogotá fuera una persona tendría todos los síntomas de alguien con depresión, mucha tristeza, falta de esperanza, mucha agresividad, por eso es que decimos que Bogotá está en la depresión: pesimismo creciente, falta de orgullo por la ciudad, cada vez más riñas y agresiones entre la ciudadanía.
Pero no estamos condenados a seguir así, podemos sanar a Bogotá, podemos darle el amor y la confianza que necesita.
